Blog dedicado a la Crónica: La Lanza del Destino

Blog dedicado a la Crónica: LA LANZA DEL DESTINO. Partida de seis jugadores de Vampiro la Mascarada (V20) en 6 actos.

ACTO 1: Luna de Sangre. ACTO 2: Flor de Amaranto. ACTO 3: Voivoda Sangriento. ACTO 4: ¿? ACTO 5: ¿?

PERSONAJES: Carmen (LaSombra), Mlod (Ravnos), Siegfried Bale (Cazador), Dafne (Toreador), Makawee (Garou), Astaroth (Baali)

lunes, 24 de octubre de 2016

Noche 2. Palermo. Isla de Sicilia. Italia. [22:00 horas. Media Luna Menguante]

Al caer la noche el grupo se reunió. Siegfried y Makawee les contó a los demás lo encontrado en la dirección. Todos estaban de acuerdo en volver a la casa entonces que era de noche y era posible que Humberto andara haciendo de las suyas.

Todos se montaron en la furgoneta de Siegfried y tomaron rumbo a las afueras de Palermo. Cinco minutos de trayecto y Makawee sintió que un coche negro lleva bastante rato siguiéndolos, doblando en las mismas esquinas, acelerando si ellos aumentan la velocidad... así que lo comentó dentro de la furgoneta. Siegdfried, que era quien conducía, miró por el espejo retrovisor y efectivamente, un coche negro seguían sus pasos desde cerca. 

Comenzó a aumentar la velocidad e intentar despistar al coche negro y por un instante pareció que así fue. Siegfried llamó a Paolo, pues tuvo la corazonada de que tal vez era el inquisidor que se dirigía a la misma dirección que ellos, al llamarlo por el manos libres descubrieron que no. Paolo seguía en su investigación en otro lugar buscando a Angelo pues lo relacionaban con un caso pasado de infernalismo que llevó la inquisición, pero se alegraba de saber que iban a la casa de Humberto y seguían su propio hilo de investigación. Siegfried le dijo que tenía algo que enseñarle, posibles pruebas de infernalismo, así que quedaron en verse en la entrada de la casa de las afueras.

Entonces Siegfried  torció y se metió en un callejón sin salida con el objetivo de encerrarse con los perseguidores, pero el coche negro se despistó y siguió adelante. Así que el grupo decidió seguirlos y averiguar quienes eran y por qué los estaban siguiendo. 

El coche negro aceleró cuando se sintieron perseguidos por la furgoneta del cazador, pero ellos no cesasron en el empeño de alcanzarles. El coche negro alcanzaba mucha más velocidad y potencia, por lo que Mlod decidió actuar impulsivamente, sacó medio cuerpo por una de las ventanillas y disparó tres veces hasta alcanzar una de las ruedas traseras del OPEL negro. El coche se desestabilizó y perdió velocidad, pero continuaba sacándoles ventaja. Entonces llegaron a un semáforo que se ponía casualmente en rojo y el coche negro disminuyó la velocidad, pero Siegfried arremetió con velocidad empujándolo a la calle trasversal por la que cruzaban otros coches en ese momento. El coche negro esquivó con suerte el posible choque y continuó huyendo. Una vez más Mlod salió por la ventanilla y disparó, motivado por la adrenalina del momento, acertando en la otra rueda trasera, lo que provocó la desestabilización total del automóvil y su salida de la calzada. El coche acabó derrapando y subiéndose a la acera chocando contra la pared de un vacío local en venta.

Mlod, Makawee, Dafne se acercaron a ver, mientras Astaroth se quedaba más atrás de sus compañeros cerca de la furgoneta. Siegfried y Carmen no se bajaron del vehículo. 

Cuando llegaron resultaron ser dos muchachos que volvían a casa tras ver una película en el cine. Todo había sido un error, en el asiento trasero del coche negro había una vacía bolsa de palomitas y dos entradas para Inferno de Tom Hanks era la prueba de que los jóvenes asustados decían la verdad. Los chicos estaban muy asustados, les habían perseguido y disparado desde una furgoneta y tras sacarlos de la calzada unos tipos raros los amenazaban y preguntaban a donde se dirigían. Los inocentes humanos casualmente vivían cerca de la residencia de Humberto, esa era la razón por la que se dirigían al mismo lugar que ellos. Uno de ellos había recibido un fuerte golpe en la cabeza y estaba medio inconsciente; pero el otro no y era quien contestaba a las preguntas de Mlod

Como todo resultó ser un error, el vampiro ravnos no quiso que todo lo sucedido resultara haber sido para nada y mordió al joven humano, bebiendo de él al menos un poco. Lamió la herida para no dejar pruebas o se desangrara por completo, y lo dejó inconsciente dentro del coche siniestrado. El grupo regresó a la furgoneta, para volver a retomar su verdadero rumbo.

Llegaron a la dirección de la casa sin ningún otro percance, aunque todos miraban de soslayo a Makawee quien motivó la persecución del coche negro, preguntándose si la impresión de la garou fue real o producto de su imaginación. Ella estaba totalmente convencida de que no había sido una falsa impresión suya; pero todos, especialmente Siegfried, se lo pensaría dos veces a partir de entonces, si con sus acciones ponía en peligro la vida de humanos inocentes.

Junto a la entrada de la casa, semioculto en las sombras Paolo esperaba al grupo. Makawee Siegfried le mostraron el maletín y el ojo, y el inquisidor confirmó que estaban en lo cierto, ambas cosas se utilizaban para prácticas infernalistas. 
- Concretamente, se extrae quirurgicamente el ojo de un humano y el vampiro infernalista lo sustituye en su cráneo por el suyo propio en un ritual para comunicarse con su señor infernal, éste acto puede provocar la locura en el portador del ojo o una devoción aún mayor en su maestro -explicó el inquisidor.
Entonces Paolo llamó por teléfono a sus compañeros inquisidores y les puso al corriente del hallazgo, Humberto era oficialmente incluido en la lista de infernalistas perseguidos por la inquisición del Sabbat. Pero éstos solicitaban la presencia de Paolo de nuevo, otra misión lo requería en otra parte de la ciudad sobre el tema de Angelo y los infernalistas que mataron al Sire de Paolo Cavalcanti.

Así que el grupo debía volver a entrar sin el apoyo de Paolo en el refugio de Humberto que era un pequeño chalet ubicado a las afueras de Palermo. Todo el grupo comprobó entonces que el jardín estaba descuidado, los cristales de las ventanas rotos y la fachada de la casa presentaba una apariencia siniestra. Cuando entraron, la casa parecía normal, aunque algo sucia, llena de polvo y escombros. El suelo de madera vieja, crujía con cada paso. En la casa reinaba una sensación de malestar, como si algo malo fuera a pasar de un momento a otro; pero ellos entraron igualmente y comenzaron a inspeccionar la planta baja.

No parecía haber nadie, pero Dafne recibió pequeños destellos mentales de la casa, esta vez más sombría, habitada por varios seres de color negro que sonreían. En esta visión, podía observarse que del suelo de la casa emanan espirales de negrura y maldad. Los demás no podían ver nada, pero sentían escalofríos cada cierto tiempo mientras registraban habitaciones, armarios y cajones. El Baali se siente normal, muy a gusto pues la sensación de la casa le resulta vagamente familiar.

A Dafne le llamó la atención uno de esos espectros negros en especial, uno que se movía en círculos en el salón y de pronto decidió ir a la cocina cargando algo imperceptible para la toreador. La vampira concluyó que debía significar algo, por lo que decidió seguirlo y así comprobó como dicho espectro desaparecía tras un mueble de la cocina. Avisó a sus compañeros que se reunieron con ella en la cocina, ella señaló el mueble y todos intentaron mover y buscar un mecanismo para mover la alacena.

Por la fuerza, el armario no se movía ni un centímetro pero una investigación más concienzuda dio como resultado que uno de los cajones pequeños junto a los fogones era en realidad una palanca que activaba un mecanismo que hacía desplazarse ese mueble en especifico y al moverse quedaba visible un hueco en la pared. 
Por el hueco se accedía a una habitación de paredes totalmente blancas y aparentemente vacía, por no tener, no tenía ni ventanas. Cuando Dafne intenta entrar en dicha habitación como el resto, no pudo soportar la estancia en dicha habitación. Comenzó a oír susurros y gritos de dolor por todas partes que la atormentaban terriblemente. Dafne tuvo que salir urgentemente de allí y observar desde fuera, mientras esperaba a los demás.
Investigando a fondo el níveo cuarto, se reveló una pequeña mancha de sangre en una losa concreta del suelo. Esa parte del suelo, además, parecía haber sido tapiada hacía poco, y golpeando con los nudillos descubrieron que sonaba a hueco. Makawee con su hacha decidió romper las losas falsas y tras varios golpes consiguió hacer un agujero lo suficientemente grande para que entrara una persona. Entonces la polvareda amainó y vislumbraron una escalerilla, que parecía conducir a las alcantarillas. 

Abajo sólo había un camino, y las sensaciones de inquietud y peligro fueron aumentando hasta llegar a una pequeña cámara sin salida. Dentro de aquel pasillo la sensación de inquietud se convirtió en miedo, y sólo aquellos que demostraron tener más coraje pudieron avanzar hacia la habitación. Carmen y Astaroth se quedaron paralizados por un momento. Los que tuvieron fuerzas para resistir el miedo continuaron hacia adelante por el oscuro pasillo subterráneo, con la única iluminación de la linterna de Siegfried. La cámara resultó ser un lugar muy frío y lleno de humedad. Se encontraba totalmente a oscuras, aunque encontraron una solitaria bombilla en el techo que pudieron encender.

Al encender la bombilla, la visión sobrecogió a los presentes. Varios cadáveres en estado de descomposición avanzado (aunque no apestaban) en mesas y mobiliario destinado a la tortura. En la pared había pintadas varias con símbolos en sangre, y un nombre que se repetía de forma obsesiva, SAMAEL

Carmen, aún parada en el oscuro pasillo comenzó a oír una voz en su cabeza. Una voz muy grave y distorsionada, que no hacía más que repetir una cosa: Dolor. La cainita decide volver atrás y reunirse con Dafne, no puede soportar más estar allí abajo. El Baali se recompone de valor y avanza junto a los otros, entra en la cámara y reconoce el nombre de SAMAEL. Es el Señor del Dolor y se alimenta precisamente de eso.

Estar allí abajo es desagradable para todos y a simple vista no hay nada más que les aporte una pista para la investigación, así que deciden volver arriba y contar lo descubierto a los demás. Una vez juntos, los "aprendices de inquisidores" se preguntan qué pasa con Humberto que no está en su supuesto escondite. ¿Qué se les ha escapado?

Como no sabían que hacer, decidieron ir a visitar a Los Hijos de la Divina Comedia que eran la última manada de informadores que Paolo les había mencionado. Visitaron el refugio comunal, y se presentaron como enviados del Inquisidor Paolo Cavalcanti. Tiziano fue el primero al que se encontró el grupo y éste los condujo a los otros miembros de la manada. Tiziano les contó que eran una cofradía bastante joven en términos vampíricos (no llegaban al siglo y medio). Tenían un interés bastante particular en la obra de Dante Aligheri, y habían leído todas sus publicaciones. Pero sin duda, La Divina Comedia era el más interesante objeto de estudio por parte de estos vampiros, que intentaban encontrar información críptica, y, al parecer, habían hecho un descubrimiento importante.

Los más nuevos fichajes de la manada eran Aldo y Antonella, una pareja de Ventrue antitribu. Ambos chiquillos de un mismo Ventrue. Eran amantes en sus vidas mortales y lo siguen siendo ahora. El Sabbat acabó con su Sire y le dio a la pareja la oportunidad de unirse a sus filas. Ella es una autentica guerrera y él un afanado estudioso. Están obsesionados con el honor y la justicia y les gustaría llegar a formar parte de la Inquisición del SabbatAldo y Antonella, resultan ser los más ilustrados en el tema. Aldo estudiaba los posibles casos de Infernalismo en Italia y tenía una lista de posibles candidatos a infernalistas. Antonella les contará las sospechas que tenía sobre Humberto, pero que, además, sospecha del sacerdote de los Lectores del Apocalipsis. Les ofrece a los personajes dicha lista en la que aparece destacadamente los nombres de Humberto y Angelo (sacerdote de Los Lectores del Apocalipsis del que sospecha desde hace pocos meses).

Allí presente en la reunión estaba el fundador de la manada, un estudioso Assamita Antitribu de la 8ª generación llamado Giacomo, que actualmente aprovechaba cualquier momento de su tiempo para estudiar sobre Dante. Es un hombre tranquilo y sereno, y no tiene más meta que estudiar, aunque cuando se le provoca puede ser un adversario fuertemente poderoso. No estaba de acuerdo con que el grupo al completo entrara en su refugio comunal, era muy celoso de su territorio y mantenía unas estrictas normas de acceso. Pero, por el entusiasmo de Aldo y Antonella con el caso... intentó hacer la vista gorda por aquella vez.

El sacerdote de la manada era Filippo, y se trataba de un Tzimisce de la 9ª generación. Apenas había llegado al siglo hacía poco, aunque en Palermo se le consideraba un Sabbat digno de su nombre, físicamente no se le nota que era un Tzimisce, pues usaba su disciplina de visicitud para parecer un apuesto hombre rubio.

Cuando salieron de allí, el grupo tenía algo claro: había más de un infernalista en el tablero de juego y tal vez de Humberto no tenían ni idea sobre dónde podrían encontrarlo, pero Angelo ya le habían visto la cara y sabían de quien lo podría estar protegiendo.Tras llamar y dar esta información al inquisidor al frente de la misión, Paolo, éste decidió hacerles una nueva visita a Los Lectores del Apocalipsis a la noche siguiente. La presencia del grupo era requerida también por la ayuda que pudieran llegar a facilitar.

CONTINUARÁ...

jueves, 20 de octubre de 2016

Día 2. Palermo. Isla de Sicilia. Italia. [15:08 horas. Soleado]

Siegfried y Makawee llegaron en la furgoneta del cazador a la dirección proporcionada por el cainita Vincent Daniels a las afueras de Palermo. Desde fuera parecía una vivienda deshabitada, el pequeño césped de la entrada estaba crecido y descuidado, las ventanas cerradas y bloqueadas con tablones de madera, la pintura desconchada... podría ser, perfectamente, la casa embrujada de la urbanización, a la que los niños no se acercan por miedo al monstruo que reside dentro. Monstruo del que, Siegfried y Makawee, conocían perfectamente su nombre y reciente actividad.

Antes de entrar en el posible refugio del vampiro infernalista , los allanadores partieron todos los cristales de las ventanas, con el objetivo de hacer entrar la luz del día dentro de la vivienda y así tener un acceso más seguro al interior.

Ambos entraron en la casa, que en un primer momento parece completamente normal, aunque un poco sucia, llena de polvo y escombros; pero no se le veía un estado tan abandonado como aparentaba estar por su estado exterior. El suelo era de madera vieja y crujía a cada paso que daban. Ambos se sentían incómodos en el lugar, en la vivienda reinaba una sensación de malestar, como si algo malo estuviese a punto de pasar.

Observando la vivienda, ésta estaba compuesta por dos plantas: una planta baja con salón, cocina y aseo, y una planta alta con dos dormitorios y otro baño. El mobiliario es el típico de una segunda residencia, tal vez una casa de vacaciones... muebles básicos y baratos. No hay nada llamativo, ni distintivo sobre vástagos, infernalistas u otras criaturas de Mundo de Tinieblas... es una casa completamente normal, salvo por la negativa sensación que se respira allí dentro.

El cazador y la garou, investigaron y registraron habitación por habitación, hasta encontrar por fin algo que les llama la atención. En una de las habitaciones, bajo la cama, había un maletín médico con material quirúrgico y junto al maletín un ojo humano en perfecto estado de extracción. El cazador fotografió todo en el estado en el que se lo encontró (para documentar el caso para Hunter.net), cogió las pruebas y los deciden llevárselas al inquisidor.

Makawee le pidió a Siegfried que la esperase mientras comprobaba una cosa. Se acercó a un espejo próximo en el dormitorio y mirando su reflejo en el cristal, se concentró de tal modo que logró pasar al plano espiritual. Allí todo tenía un aspecto gris desvaído y etéreo; aunque la disposición de la estancia y la casa en general era la misma.

De pronto Makawee vio entrar una oscura y silenciosa silueta en el dormitorio, parecía hacer alguna cosa junto al armario y volvía a salir. La garou siguió al espectro fuera de la habitación, allí comprobó que otras sombras espectrales deambulan por la casa, repitiendo sin cesar aquellas últimas cosas que hicieron, supuestamente, antes de morir. La mayor concentración de esas sombras sin rostro estaba en el salón de la vivienda, allí se organizaban en círculos y se movían de forma ritual, en una especie de sacrificio o algo. En el suelo del salón, espirales de bruma negra rezumaba esa sensación maligna, que ahora Makawee sentía con mayor intensidad. La actividad espiritual era intensa allí, los espectros iban y venían por todas partes de la casa, pero ignoraban la presencia de la garou... como si aquello sólo fuese un eco de un momento concreto del pasado y aquellos entes ya no contaran con conciencia alguna. Makawee abrumada por la visión decidió volver a la habitación y contarle lo visto a Siegfried.

Juntos decidieron volver al refugio de Lucrecia y descansar, para enseñarle las pruebas a Paolo y volver al caer la noche con los demás, cuando suponían que encontrarían una actividad muy distinta.



Noche 1. Palermo. Isla de Sicilia. Italia. [01:12 horas. Luna Menguante]

Lucrecia sale de la habitación, caminando extraordinariamente ágil para la impresión que da su pequeño y demacrado cuerpo. El dispar grupo se queda a solas con el inquisidor Paolo. A partir de entonces el grupo se hizo pasar por aprendices de inquisidores y colaborar con Paolo en la búsqueda de infernalistas, pues uno de ellos tiene la pista que necesitan para encontrar la Lanza del Destino.

El Inquisidor Paolo Calvalcanti tenía una lista con varios lugares que visitar y gente a la que interrogar, pues estaba investigando un caso de Infernalismo, del que se había enterado debido a unos rumores que existían sobre varios miembros de La Secta (El Sabbat) en Palermo....
Se contaban tres manadas a las que visitar, que por orden son: Lectores del Apocalipsis, Hermanos de la Sangre Corrompida e Hijos de la Divina Comedia.
Paolo instó a sus provisionales ayudantes a que le acompañasen al refugio comunal de los Lectores del Apocalipsis. El trayecto hasta el mismo fue tranquilo, comenzó a llover y se cruzaron con muy pocas personas, apenas una pareja de enamorados que se refugiaron en un portal y a un solitario perro vagando y buscando restos de comida en un contenedor de basura...  una noche tranquila.


Una vez llegaron al refugio, resultó ser un teatro "Teatro Massimo" aparentemente en uso y funcionamiento, pues tenía focos que lo iluminaban, el edificio estaba limpio y bien mantenido, además en la calle carteles avisaban de próximos eventos. Vieron a Marco esperando junto a la escalera de la entrada principal. Era un conocido de Paolo y se había puesto en contacto con él para concertar la visita. Paolo le saludó y presentó al grupo como compañeros y aprendices de inquisidor. Anunció a Marco que su compañera Carmen entraría con Astaroth y Dafne a inspeccionar las instalaciones y hablar con los otros miembros de la manada, mientras él y los demás se quedaba fuera haciéndole un par de preguntas.

El grupo se dividió y mientras Paolo, Makawee, Siegfried y Mlod hacían preguntas sobre la manada, cual era su función y objetivos, si habían acogido algún nuevo miembro recientemente, en qué basaban su fe, preguntas sobre el Ductus y el Sacerdote de la manada, etc (conversación de la que extrajeron que Angelo, el sacerdote de la manada, últimamente tenía una extraña conducta, entradas y salidas, secretos, etc); los otros tres entraron y comprobaron que dentro estaban ensayando “El pecado de Caín”, obra que iban a interpretar en el próximo festival de la ciudad. 
En ella, el que hacía de Caín, iba vestido con pieles de carnero. Un hombre humano mortal de mediana edad, hacía de Abel, también iba vestido con pieles de carnero. Parecía estar drogado o que le habían hecho algo para que se ciñera a su papel a la perfección. Después de que Caín depositara su sacrificio de vegetales encima de un altar, lo hizo Abel con el suyo de carne. Una “voz en off”, apremió a Abel, mientras que le dijo a Caín que su sacrificio no era digno de Él. Caín, celoso, asesinó a su hermano con un cuchillo y depositó su sangre un barreño y lo puso sobre el altar. La “voz en off” apremió a Caín diciendo: 
Tú que sacrificas a tu propio hermano para demostrarme tu devoción, tú que me ofreces Sangre de tu Sangre ,tú has demostrado ser digno de mi favor, que te será otorgado, a partir de ahora vivirás de los hijos de tus hermanos, inmortal, poderoso y eterno como yo, ahora ve a Enoch, pues eres mi Elegido y llegará el día en que reines sobre los Hijos de tu próximo hermano, Seth”. 
Dicho esto, acabará la obra. 
Tras presenciar el ensayo Carmen y Dafne se acercaron. El director de la obra, que coordinaba la escena desde el patio de butacas se presenta como Serj Valkian, el Ductus de la manada. Es un Tzimisce  de la 7º generación en su apariencia original, les pregunta que les ha parecido el ensayo y las invita a venir el día del estreno. Astaroth, prefiere mantenerse en la distancia, observando quien hace qué y oyendo la conversación de sus compañeras. 

Entre los integrantes de la manada también conocieron a Angelo que le ofreció un sorbo de sangre de la recién extraída en la interpretación de la obra, trago que aprovechó Carmen que lo estaba deseando. Se presentó como el sacerdote de la manada, quien se dedica principalmente al estudio del Apocalipsis en libros y fragmentos antiguos perdidos. Les explica que su fe se basa la Herejía Cainita, donde se creen por encima de los humanos porque Dios aceptó el sacrificio de Abel por parte de Caín, dotándole de la inmortalidad. Dafne tiene una extraña sensación de incomodidad en presencia del sacerdote que también es un Tzimisce que, por alguna razón, no usa vicisitud. Les confiesa a ambas que su sire es Serj y que todos los integrantes de la manada llevan juntos más de 100 años, por lo que no desconfía de ninguno de ellos.

La mala sensación que provoca el Tzimisce en la toreador Dafne, unido al afán del sacerdote porque todo parezca de lo más normal, impulsa a Carmen a usar su disciplina DOMINACIÓN: ORDEN, obligando al interrogado a "confesar" aquello que oculta. No es la mejor imposición de la joven Lasombra, por lo que apenas le sacan que últimamente se estaba viendo con otra manada, siendo (por así decirlo) infiel a su manada y a su Sire a quien estaba muy unido no hace mucho tiempo. Astaroth no termina de acercarse, pero siente algo curiosamente familiar en Angelo.

El sacerdote afectado por el poder de Carmen, se siente algo mareado... Dafne aprovecha, lo hace sentarse y le echa la cabeza para atrás, descubriendo unas pequeñas protuberancias en la piel de su frente. La Toreador manifiesta su duda acerca de si esas protuberancias son un signo infernalismo o si es uno de los raros rasgos del Tzimisce. Sus compañeros lo ignoran, por lo que deciden terminar de registrar el teatro y los camerinos de los actores para reunirse con los demás y comentar lo descubierto.

El grupo junto a Paolo se marcharon del teatro. Pusieron en común lo visto y escuchado por ambas partes. Paolo les pidió cualquier impresión o información obtenida. El grupo concluyó que Angelo era, por ahora, el principal sospechoso.


Esa misma noche, visitaron a los Hijos de la Sangre Corrompida, casa por casa, ya que todos se encuentran en un mismo edificio que pertenece a la manada. Tras hacerse pasar de nuevo por inquisidores, fueron recibidos por Vitorio un ex monje católico Lasombra de la 7º generación bastante temeroso de Dios y de la Inquisición, por lo que no puso ninguna traba o impedimento a la investigación del grupo. Los condujo a un salón de reuniones y llamó al resto de la manada para que prestaran declaración.

Vitorio les contó al inusual grupo de inquisidores que Los Hijos de la Sangre Corrompida fue una de las primeras manadas del Sabbat, que al principio era itinerante, pero que terminaron asentándose en Palermo. El nombre de la manada viene porque su primer Ductus conservaba sus creencias mortales y creía que el Don de Caín era un castigo divino. Creencia que sigue patente en la manada. Afirmó actualmente eran muy pocos y que estaban en busca de un nuevo hermano, ya que hacía muy poco les abandonó uno de los suyos… Humberto

Francesca se presenta como la más joven de la manada, es una Tremere Antitribu de la 9ª generación, fue recomendada para el puesto que ocupa actualmente, el de sacerdotisa. Era psicóloga en vida y su objetivo actualmente es llevar una existencia tranquila, el conocimiento, el estudio y creación de nuevos tipos de ritae. Está contenta de pertenecer a esta manada porque es una de las principales que se encarga de conservar la Taumaturgia dentro del Sabbat.

Otro miembro de la manada, que se presenta como Vincent Daniels, un Ventrue Antitribu inglés de la 6ª generación, les cuenta que procede de una noble familia británica y que fue ghoul durante mucho tiempo de un Ventrue de su misma familia (su bisabuelo) y que desde antes de ser vampiro conocía bastante sobre las costumbres de los Vástagos de la Camarilla. Después de años de servidumbre su bisabuelo lo abrazó, pero él ya tenia tratos con el Sabbat y pretendía derrocarlo... terminó diabolizando a su cruel bisabuelo, lo que le hizo pasar de la 8º a la 6º generación. No lo oculta, sino que considera que aquel acto es algo de lo que estar orgulloso. Vincent es un diestro soldado que se mueve por lo que cree que es justo y de incuestionable honor. Fue él quien extendió los rumores de Infernalismo en la ciudad, ya que sospechaba de su anterior compañero: Humberto

Humberto era muy apreciado por la manada, hasta que Vincent regresó de uno de sus últimos viajes a Inglaterra para visitar a sus parientes vivos con los que sigue en contacto y los cuida… Fue entonces cuando empezó a sospechar de él. Por lo que él había descubierto investigando, siguiendo y espiando a Humberto, el sospechoso infernalista había secuestrado un gran número de niños y jóvenes vírgenes. Seguía en la ciudad escondido (cree saber una posible dirección de su actual escondite) y es seguidor de LA SENDA DE LAS REVELACIONES PERVERSAS.
El grupo pidió que les diera dicha dirección, que resultó estar en las afueras de la ciudad, a más de una hora de camino. Vincent, muy comprometido con la causa, se ofrece a ayudar al grupo, pero Siegfried le pide que se mantenga al margen. No le gustó el pretencioso y altivo ventrue.
- ¡Tienes acento británico! ¿Eres inglés? -intentó entablar simpatía el interesado ventrue.
- No. Soy de Gales -cortó el cazador.
Paolo dijo al grupo que irían juntos a la dirección indicada a la noche siguiente, pues ya estaba muy próximo el amanecer. Para aquellos que no tuvieran donde quedarse, les recomendó que volviesen al refugio de Lucrecia. Un lugar seguro para las horas de sol.

Siegfried y Makawee se ofrecieron a hacer una visita a la casa durante el día, sólo para echar un vistazo y así adelantar algo de trabajo.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Noche 1. Palermo. Isla de Sicilia. Italia. [23:45 horas. Luna Menguante]

Parece que va a llover.

Los invitados de Lucrecia llegan, cada uno por separado, a la dirección que aparece en la misteriosa y urgente carta que han recibido hace pocos días. El lugar fijado para la reunión parece ser un monasterio capuchino. No aparenta estar deshabitado ni descristianizado, por lo que resulta una extraña localización para una reunión de criaturas de la noche.

Una vez en la dirección indicada, todos ellos percibieron que junto al monasterio existía una edificación  reformada, con pinta de zona de exposición o museo y que la puerta estaba entornada, a pesar de que el  horario de visitas había finalizado. Los invitados decidieron acercarse a explorar.
Junto a la puerta un cartel anunciaba: Catacumbas de los Capuchinos de Palermo. Horario de visita: 10:00 – 14:00 y 17:00 – 20:00 horas. De lunes a domingo.
Al mirar hacia dentro la estancia rebosa en oscuridad, salvo por una solitaria bombilla que ilumina una esquina al fondo de lo que parece ser una galería con vitrinas y expositores. De entre las sombras surge un rostro amable. En un primer momento parece ser un joven sacerdote con la clásica sotana negra, de piel clara y pelo ensortijado… bastante bien parecido. Ningún símbolo religioso es visible en su indumentaria. El hombre se presenta como Paolo Cavalcanti  y afirma que está allí esperándolos para conducir a los invitados de la señora Lucrecia.

Algunos desconfiaron ante la repentina aparición, otros aceptaron la amable invitación a pasar de buen grado, también hubo quien pensó que lo conducían a una trampa o incluso sólo accedió a entrar pistola en mano… pero todos acabaron entrando con el sacerdote en la oscura exposición de las catacumbas capuchinas.



Al fondo de la oscura galería, la solitaria bombilla indicaba el lugar al que Paolo debía conducir a los invitados de Lucrecia, uno a uno. Los invitados se preguntaban el por qué de la extraña localización para la reunión, un museo de  momias de monjes y civiles disecados, vitrinas con reliquias y amarillentas calaveras. Paolo, en su afán por quitar tensión al momento, les comenta a los invitados acerca de las viejas catacumbas del monasterio que era el cementerio local. Cuando el ayuntamiento financió la reforma del lugar y exhumaron las tumbas descubrieron que todos los cadáveres estaban momificados y en perfecto estado de conservación, así que decidieron crear un museo/exposición… con el permiso de los monjes capuchinos. Paolo también les informa sobre el edificio, que a pesar de pertenecer a los religiosos, no es “Suelo Sagrado”. Así que las criaturas de la noche más sensibles a su efecto… no tienen nada que temer.

A los seis invitados, Paolo los condujo hasta una vitrina en concreto, y junto a ella marcó un número en un casi imperceptible teclado: 4832. Dos de los invitados se fijaron en el código secreto, por si lo necesitaba para salir de allí en caso de emergencia. Los demás se centraron más en que en ese instante Paolo, al contrario que ellos mismos, no se refleja en el cristal de la vitrina. Sólo una de ellos poseía aquella misma debilidad heredada de su clan… aquel descubrimiento infundió confianza a la joven Carmen, pero Paolo ignoró que ellos se habían fijado en ese detalle, pues hacía mucho ya que no echa de menos su reflejo.

El muro junto a la vitrina se desplazó para dar lugar a una entrada secreta que desciende un nivel a lo que parecía una especie de subterráneo. Esto sí era unas antiguas catacumbas. Allí abajo no había luz artificial y todo estaba en penumbra, aunque en algunos escasos puntos cercanos al techo se colaba claridad exterior por unas pequeñas claraboyas. Los invitados siguieron de cerca a Paolo hasta llegar a una puerta bastante pequeña (1,60 m) por la que los personajes más altos tuvieron que agacharse para poder pasar.
- Disculpe la estrechez, estas catacumbas son del siglo XVI y en esa época parece que estaba muy de moda eso de ir agachando la cabeza - bromeó Paolo.
Los invitados entran, desconcertados por lo misterioso de las circunstancias. Algunos no se fían de pasar dentro, si su guía no los acompaña al interior de la estancia. En todos los casos, Paolo hace lo que sea necesario para que los invitados entren y se sientan lo más cómodo posible con la situación.

La habitación a la que acceden no tiene nada que ver con la estrechez del oscuro pasillo de las catacumbas o con lo minúsculo de la puerta para acceder a ella. La habitación de altos techos abovedados está decorada con todos los lujos y comodidades: Sillones de terciopelo, estanterías llenas de libros, cuadros de óleos de diferentes autores y épocas, una lámpara de pie que ilumina vagamente la estancia desde una esquina y una mesa larga con un mantel oscuro y 7 sillas contadas… La mesa siempre presidida por una niña de unos 7 u 8 años vestida completamente de negro con un sencillo vestido que cubre toda su piel, guantes y zapatitos del mismo color y en el rostro una típica máscara de carnaval veneciano.

Esa niña se presenta como Lucrecia e invita a los personajes a pasar y tomar asiento junto a ella, mientras esperan que todas las sillas se ocupen antes de la hora fijada.

Cuando todos ocupen su lugar en la mesa, Lucrecia comenzará a hablarles. Tiene un acento desconocido para todos ellos, aunque se expresa en perfecto inglés (idioma que conocen todos los invitados, a pesar de que vienen de lugares muy distintos). Paolo pasará con el último y también se quedará en la habitación, de pie junto a la pequeña.
“Fui yo quien ha contactado con cada uno de vosotros. Os preguntareis por qué oculto mi rostro y, creedme, es mejor así. A la gente le cuesta acostumbrarse a mi apariencia física.  
También os estaréis preguntando qué clase de reunión es esta y qué tenéis que ver unos con otros. La respuesta es TODO y NADA”.
Cada uno de vosotros ha recibido una carta de mi puño y letra… y os aseguro que la información que ellas contienen es absolutamente auténtica, no es la primera vez que tengo una visión de esta índole y en más de una ocasión ha cambiado el rumbo de la historia. 
Para que todos seamos conscientes de a qué me estoy refiriendo… Soy una criatura mucho más antigua de lo que os podáis imaginar y el pasar de los días me hastía. Paso gran parte del tiempo en letargo y sólo me despierto si es estrictamente necesario. No me interesan vuestras rencillas de clanes o razas, no me interesa vuestras aspiraciones o deseos personales, para vosotros sólo soy la portavoz de los espíritus y de lo que está por venir.  
He tenido una visión… en ella, como os comenté en la carta, un objeto muy poderoso va a ser hallado, un objeto que ya ha cambiado el rumbo de la historia en más de una ocasión. Otra vez ha llegado el momento de que resurja y cumpla su cometido. Ese objeto es LA LANZA DEL DESTINO. Es la famosa lanza que atravesó el costado de Cristo cuando moría en la cruz. Pero ese objeto no es poderoso sólo para la sociedad cristiana o una interesante arma para los vampiros o para quienes luchan contra ellos… ese objeto ya era poderoso antes de ese momento histórico de la humanidad. Esa lanza de madera y metal encierra poderosos espíritus en su interior, que la hacen única y que inclina el favor de la fortuna y el éxito a quien la empuña. 
Esos espíritus son los que se han comunicado conmigo para que yo os trasmita su mensaje y vosotros sois los elegidos para encontrarla. Vosotros seis…. Juntos. 
Debéis seguir el camino que los espíritus han marcado, porque si alguno de vosotros falla o cae en el intento… la lanza no aparecerá y no cumplirá su misión en el día del Juicio Final. 
El Apocalipsis ha sido anunciado, aquellos de vosotros más sensitivos (Dafne tiene la disciplina de auspex y Makawee que es mujer loba) habréis comprobado que en el firmamento la Luna de Sangre hace un par de días que se puede ver… eso sólo significa que hemos entrado en la cuenta atrás para el Fin del Mundo Conocido. El equilibro espiritual no goza de su mejor momento y el Wyrm (la corrupción) domina más territorio del que debería. 
Además de esto, los espíritus también me han encargado deciros que una vez halléis la lanza, será de aquel que la empuñe y éste se enfrentará al destino, al Apocalipsis y definirá el orden del Nuevo Mundo. 
Esto es una carrera contra reloj y sólo uno de vosotros conseguirá el premio, pero… no lo olvidéis, no podéis dejar a ninguno del grupo caer por el camino o la lanza no aparecerá y entonces… nadie sabe que desgracias nos espera en el día de mañana."
Tras sus directas palabras, Lucrecia necesita saber si los elegidos están lo suficientemente comprometidos. Para ello les pide que firmen una especie de contrato que los vinculan a buscar la lanza y a permanecer unidos sólo hasta que la LANZA aparezca.

La vidente, con un gesto de su mano, hace aparecer una especie de pergamino traslucido sobre la mesa (aquellos con Auspex o capacidad de ver el mundo de los espíritus, saben que no es un objeto real, sino espectral), cada elegido tiene que colocar la palma de la mano sobre el contrato. Al hacerlo el pergamino emite un pequeño destello y según quien sea, el nombre y las palabras: Toreador, LaSombra, Ravnos, Baali, Cazador y Garou se escriben automáticamente en el documento. Cuando el último separa la mano del pergamino… éste desaparece de la vista de todos. Sólo los más cercanos, rápidos y audaces son capaces de ver lo que momentáneamente se escribe en el pergamino y aunque algunos no prestaron atención, Makawee no supo qué era un Baali al leerlo cuando el extraño con chanclas de goma colocó su mano sobre el pergamino, aunque intuía que era vampiro por la ausencia de sonido en su pecho.

La niña se concentra y un tenue resplandor azul sale de los orificios de los ojos de la máscara veneciana (sólo los no-vivos ven ese resplandor). Tras unos segundos el resplandor desaparece.
"El Arzobispo Ambrosio Luis Moncada  nos ha dejado o le han obligado a ello, debería decir.  Supongo que es una gran pérdida para el Sabbat… sobre todo para ti, Carmen. Pues era el líder espiritual de tu tierra (España), tu clan (Lasombra) y tu secta (Sabbat). Para algunos, esto ha sido una señal de que algo va a ir de mal en peor y que el día del Juicio Final se acerca… pues el Arzobispo Moncada  era un hombre de fe y mantenía una especie de estabilidad en las tierras que lideraba. El aquí presente Paolo es un conocido miembro de la Inquisición del Sabbat, algunos de vosotros habréis oído hablar de él. Está tras la pista de un caso de Infernalismo aquí en Palermo. 
Los espíritus me han hablado y están de acuerdo en que estos infernalitas saben algo relacionado con La Lanza del Destino. Soy consciente en que uno de vosotros (mira al personaje Baali a los ojos para que se dé por aludido y mantenga su oscura condición en secreto) tiene más conocimientos sobre el tema demoníaco que los demás, espero que preste su ayuda a Paolo en todo lo que le sea posible, aunque yo le recomendaría a todos prudencia… no es necesario revelar más de lo estrictamente necesario sobre uno mismo. 
Os dejo ya con Paolo, él es de mi total confianza. Os explicará mejor de que va todo el asunto que se trae entre manos. Gracias por acudir a mi llamada, os ayudaré en todo lo que esté en mi mano y me pondré en contacto con vosotros cuando los espíritus me den alguna señal o nueva pista que seguir… por ahora, sólo os deseo suerte, porque la vais a necesitar."
Lucrecia se va de la habitación, caminando extraordinariamente ágil, para la impresión que da su pequeño y demacrado cuerpo. El dispar grupo se queda a solas con el inquisidor Paolo. Tiene una lista con varios lugares que visitar y gente a la que interrogar, pues está investigando un caso de Infernalismo por el que se ha enterado debido a unos rumores que existen sobre varios miembros de La Secta (Sabbat) en Palermo.... CONTINUARÁ.